8/4/08

2. La Conquista del Objetivo

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Armado de la manera más adecuada salió el joven príncipe a la conquista de su objetivo. Llegó al pié de la montaña, en donde encontró a un viejo derviche o sea un sabio ermitaño, quien le preguntó sus propósitos, los cuales fueron revelados con toda sinceridad por el animoso joven conquistador.

El sabio maestro le indicó el camino por seguir, para llegar a la cúspide de la escarpada y negra montaña.

Le dijo que la subida era difícil, que todas esas piedras negras eran otras tantas personas que habían intentado llegar a la conquista y posesión del pájaro, de la fuente y del árbol que buscaba; que se armara de valor; que no le hiciera caso a las voces que lo amenazarían o que lo halagarían, o que intentaran desanimarlo de mil maneras, etc.

Terminada la explicación, le dijo: haré lo mismo que con los otros tirando esta bolita que irá delante de tí enseñandote el camino; y te repetirá mi advertencia:

No vuelvas la vista atrás por ningún motivo, porque al nomás hacerlo quedarás convertido en piedra...

Salió el príncipe detrás de la bolita y comenzó a escalar la montaña. Apenas había comenzado los primeros pasos cuando comenzó a oir detrás un rumor de voces, de siseos, de susurros, de silbidos que están a punto de robarle la atención; pero recordando la voz del anciano, no les hizo caso y continuó su ruta peligrosa. Había caminado un trecho cuando oyó lamentos y quizo conmoverse; luego recapacitó y siguió hacia arriba. Más tarde escuchó una insinuante voz de mujer que lo llamaba para el placer y tentado estuvo de mirar hacia atrás para acudir al llamado de las delicias del sexo, más se contuvo y siguió adelante.

Había subido en la escarpada ruta cuando se oyeron voces amenazantes, insultos y gritos de agresión inminente y sin sentirlo, ante el peligro que se encontraba de perder la vida, volvióse hacia atrás, espada en mano, para hacerle frente al supuesto enemigo que lo amenazaba y al momento quedó convertido con todo y cabalgadura en una roca negra, como otras iguales que a su lado se encontraban.

Al momento la luna del espejo mágico que consultaban día a día sus hermanos se opacó y los jóvenes dieron por perdida la misión del príncipe mayor.

Inmediatamente se fué el segundo, emprendió el viaje y sufrió las mismas experiencias que el otro, sólo que éste pudo resistir más y logró subir más en la escarpada montaña, pues no atendió las voces de las amenazas y de los insultos, pero sucumbió ante las voces que lo invitaron a no fatigarse mucho antes de llegar a la cumbre, pues era muy peligroso llegar sin energías, por lo que accedió a descansar tal como se lo pedían las voces plañideras y encantadoras que lo compadecían de antemano si perecía por su desmesurada audacia; y así, oyéndolas y atendiéndolas quedó convertido en piedra igual que otras de su alrededor aunque en menor cantidad de las que estaban en la altura de donde había quedado su hermano mayor.

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Artículo del Dr. Joaquín Hernández Callejas (1915-2000).

Dedicatoria del autor:

A MI HIJA BLANCA ELISA

Publicado originalmente en San Salvador, El Salvador en El Diario de Hoy, Jueves 5 de octubre de 1972.